De hablar de violencia, a ejercerla

Ayer viví una de las experiencias más bochornosas que he tenido a lo largo de mi vida. Y esto ya es decir.

Anoche reconocí las actitudes y patrones de un maltratador; como mi ex, como la mayoría de los hombres que existen, en un compañero de mi propia organización política. Y el malestar aún me invade, sintiéndome YO la loca, la culpable, la que tal como dijo «veo machismo en todas partes».

Anoche, hablando de que la violencia no es sólo física, que las opresiones son violencia, muchas veces simbólica, sutil, en cubierta, un hombre de mediana-alta edad se vio con el poder (reforzado por los allí asistentes) de menospreciarme, hacerme sentir loca, por denunciar sus actitudes machistas: elevar la voz para no dejarme hablar, gritarme, increparme con el dedo, tacharme de loca que sólo ve machismo en todos lados cuando no lo hay, de histérica, de «no ha sido tan así, lo habrás percibido tú así», y darse el lujo de decir: la violencia sólo lo es cuando hay dominación directa y fuerza física en ella.

Yo aluciné, y pretendía darle un argumento a todo eso con toda la educación y pedagogía posible en este caso.

Pero quizás, lo que más me dolió, y lo que me creó la ansiedad que luego se desencadenó fue la actitud de mis compañeros allí presentes. NADIE, excepto mi propia pareja, tuvieron el valor, voluntad, conciencia suficiente para defenderme y explicarle a ese individuo que no había actuado bien conmigo. 

Lo peor, con todo, no fue eso, sino cómo después -excepto mi pareja- excusaban a ese hombre y me criminalizaban, y acusaban a mí, de haber sido poco transigente. 

¿En serio? 

En serio.

No creo que esto sea un acto aislado, no creo que este hecho sólo me haya ocurrido a mí, o que, incluso, sea yo la única que se da cuenta de estas situaciones. Confío en que muchas más personas son capaces de denunciar estas situaciones, pero necesitamos que si las percibís, las denunciéis.

Y con denunciar no me refiero a ir a policía, juzgados, etc. En este caso, con haberme sentido apoyada para argumentar, con el haber sentido que no se le apoyaba en sus actitudes machistas y que, por ende, se le reforzaban. Con sólo eso, habría podido salir de esa situación sin ansiedad, sin llorar de impotencia, sin sentirme la loca, la que sobra, la que «sólo ve machismo donde no lo hay».

Este hombre pasó de hablar de violencia a ejercerla. Es la viva imagen de la sociedad y, seguramente, de nuestro día a día en cada caso.

Por eso, chicxs, por favor, denunciad las conductas machistas que descubráis en vuestro entorno. Esto, a corto y largo plazo, será tan importante como deconstruirnos individualmente. 

Si nos ayudamos, aunque sea en la distancia, estaremos creando un mundo donde poder respirar sin intoxicarnos. 

Un comentario en “De hablar de violencia, a ejercerla

  1. Femmedelunivers dijo:

    Seguiremos luchando por transformar nuestro entorno, y por ende, el mundo que nos permite ver con esas gafas violetas maravillosas. A veces es duro, muchas incluso, pero parémonos a reflexionar en todas las que lucharon para que hoy, nosotras, gocemos de lo que tenemos. Pensemos en las que vienen y en lo que queremos dejarles…sigamos en esta conciencia, en este afiddamento, en la sororidad….un beso fuerte. Sigamos haciendo ciberfeminismo. Nos vemos pronto

    Me gusta

Deja un comentario